junio 23, 2004

La "alerta platívola" triunfará, ra ra rá

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Todo el gallinero anda alborotado porque un mercachifle sin ninguna formación científica (y sin escrúpulo discernible alguno, tampoco) decidió que para ganar más plata iba a realizar una "alerta ovni" el día 25 de junio.

Quienes ejercen el pensamiento racional y crítico demandan seriedad y se dedican a difundir las verdaderas características de esta gilipollez monumental, sobre todo entre los científicos a los que el programa que lleva el dicho mercader ha tratado de engañar en las últimas semanas para engancharlos, utilizarlos vilmente y ungirse con el prestigio de verdaderos astrónomos y astrofísicos (los mismos astrónomos y astrofísicos a los que el mercachifle en cuestión trata de desprestigiar en sus escritos, en su lista de correos y en otros medios, para que se vea cuán sólidas son sus convicciones).

Los ufólatras y los mediopollitos de la paratontería, por su parte, se sienten reivindicados porque han logrado colectivamente embaucar a una organización seria como es, o sigue siendo en parte, la Cadena SER.

Iker Jiménez se compra una billetera más grande para meter allí lo que le pagará TVE (vaya forma estúpida de aumentar el endeudamiento de una televisión pública que debería hacer todo menos promover la mentira, que para eso ya tuvieron con Urdaci) más lo que sacará de este cirquichuelo por concepto de libracos ensartados a ingenuos, ventas en su tienda virtual y nuevos medios de comunicación que, dirigidos por empresarios plenamente ignorantes, verán el filón que es esta forma de embuste y le contratarán sus tarugadas.

Nosotros, que somos los únicos que mantenemos la serena ecuanimidad que nos da la experiencia en el tratamiento de estos ponzoños animalitos, desde aquí, y con la máxima seriedad predecimos, sin ningún pudor UN ÉXITO FANTÁSTICO, SENSACIONAL Y SUPRATERRENO a la mamarrachada colectiva del próximo día 25.

No lo olvide, lo leyó aquí primero.

¿Qué es un éxito "fantástico, sensacional y supraterreno"?, preguntará la gente inteligente que sabe que la lógica demanda que se definan claramente los términos que usamos para no acabar en un embrollo bruto de semántica.

Expliquemos (con fondo de Pompa y circunstancia de Sir John Elgar, que total para pendejadas similares se le usa todos los días) qué queremos decir al afirmar que esta oratez será un ÉXITO FANTÁSTICO, SENSACIONAL Y SUPRATERRENO.

Un éxito de tales características, por supuesto y perobutofcourse tiene como métrica fundamental la de que sus seguidores, participantes, allegados, curiosos, candidatos a compradores de estupideces, peatones despistados y negociantes diversos VEAN OVNIS, ¿no? O sea, que no resulte como otras "alertas ovni" que sólo han servido para que unos amiguetes se tomen unos vinos, se enfríen durante una noche y acaben ateridos, pedos y en la bolsa de dormir de quién sabe quién.

O sea, los participantes en la "Alerta ovni" ésta VAN A VER OVNIS.

Eso queremos decir al hablar de su éxito.

En serio, seguro que sí, la certeza es casi total.

Me explico antes de que alguien llame al siquiatra:

Si usted junta a diez astrónomos y los pone a escudriñar el cielo en una "alerta ovni" de diez días, no obtendrá ninguna observación interesante de objetos asombrosos y desconocidos para la ciencia.

Si junta a cincuenta soplagaitas que gustan de sentirse "expertos" en fenómenos para anormales y los deja una noche al sereno, lo más probable es que tampoco obtenga nada. Los sucesivos y consecutivos desprestigios a los que su especie se ha visto sometida con cada foto de globo aerostático, con cada "avistamiento" de Venus, con su confusión ante configuraciones desusadas de toberas de salida de aviones caza, con las nubes lenticulares que algunos vivillos siguen mercando como "ovnis" cuando se trata de "ovis", los han vuelto cuando menos levemente cautos.

Pero si usted, avispado traficante de turulateces, logra juntar a algunos miles de personas que "creen en los ovnis" pero que casi nunca miran para arriba sin tener techo encima, los ovnis le van a salir hasta por las orejas, se verá inundado de ovnis, tendrá ovnis para regalar y prestar y se multiplicarán las llamadas de personas con los ojos vidriosos y las manos temblorosas que llaman diciendo que han visto una luz "que no saben qué es".

Y al día siguiente, después de un desayuno opíparo por cuenta de sus víctimas, proclamará su triunfo a los cuatro vientos.

(Te ganamos la delantera, mercader, aquí lo dijimos antes.)

¿Por qué va a pasar tal cosa? ¿Es que más ojos escudriñan mejor los confines de nuestra atmósfera buscando cosas que llaman "ovnis" (cuando ellos y nosotros sabemos que lo que quieren decir con esa clave no es "objeto volador no identificado", sino "nave extraterrestre a la que le saco de menos dos mil euros")? ¿Es que estarán más atentos y llevarán menos vino.

Pues no. La causa más sencilla es que la gran, enorme mayoría de los seres humanos normales y corrientes, especialmente si se trata de urbanitas o urbanícolas, no suelen mirar al cielo, y menos de noche.

Por ponerlo en términos científicamente precisos aunque quizá un tanto bastos: la mayoría de la gente no tiene puta idea de cómo se ven los "objetos voladores identificados" en el cielo nocturno, y no podrían identificar uno ni aunque les cayera encima.

Los astrónomos, esas personas que estudian de verdad los cielos, y que por decenas o centenares de miles se pasan todas las jodías noches de todos los años, año tras año precisamente mirando al cielo, conociéndolo de verdad, estudiándolo y compartiendo conocimientos, que no fantasías,saben cosas que los ikerjiménezpuntocomercialistas quieren que usted ignore. Saben, por ejemplo, cuándo son visibles las "lluvias de estrellas" como las Perseidas y cómo se ven desde acá abajo, saben distinguir la entrada de un meteorito en la atmósfera de la estela de un F-100, cuentan con información sólida sobre las rutas de aviación, saben a qué horas pasa por el cielo tal o cual satélite (y, ahora, la Estación Espacial Internacional, visible a simple vista) y, curiosamente, casi nunca ven ovnis. Cuando los ven, claro, los investigan de verdad, los identifican y determinan si vieron un cometa, un meteorito o algún otro objeto real, observable, medible y sólido como la sesera de los ovnilocos.

A los astrónomos, pues, no los asombrarían los fenómenos que moverán a muchas personas a llamar a la cabina de transmisión, desde la que el directorcillo muy posiblemente se carcajeará de los crédulos, y anunciar que han visto "un disco luminoso muy grande que volaba muy lento".

(Para juzgar la distancia, tamaño y velocidad de un objeto en los cielos, demasiado lejos para que funcione nuestra percepción visual tridimensional, es necesario conocer datos sobre él, es decir, no podemos saber si es "grande" o "pequeñajo" si no conocemos su distancia de nosotros, y no podemos saber si va rápido o lento si no conocemos su tamaño y su distancia de nosotros, igual que no podemos saber a qué distancia está si no conocemos su tamaño, de modo que alguien que habla feliz de "objetos de veinticoño metros de diámetro que volaban como a jodecientos kilómetros por hora" no está sino fantaseando, tratando de interpretar subjetividades que en realidad no pueden informarnos nada sobre los objetos. Es más, si les pregunta usted el tamaño en metros de un Boeing 747 y un helicóptero Sikorsky de transporte de tropas, descubrirá que no tienen ni la más peregrina idea.)

Si usted junta a tres mil personas que:

a) prácticamente nunca ven el cielo y no saben lo que pasa allí todas las noches, por lo que cualquier cosa que se mueva un poco las llamará al asombro,

b) son, al menos en principio, ya creyentes en la realidad de las visitas de naves extraterrestres y muy probablemente ya clientes de pasquines inmundos como Más allá (de la razón) u oyentes de "Milenio 3" (originalísimo nombre si recordamos que el programa de televisión del orate Jaime Maussán en México se llama "Tercer milenio"), por lo cual su interpretación de lo que vean está debidamente condicionada, y

c) están predispuestos a ver "cosas raras" esa noche porque, total, si Iker Jiménez, que asegura mendazmente que es "experto" en esta pazguatería, señaló el 25 de junio para realizar su show, seguramente "sabe" que ese día vienen los marcianos a bailarse un chachachá (sin contar con las ganas que se fomentan entre todos los ciudadanos de salir en los medios así sea diciendo cualquier tontería, como enseñan los programas "del corazón"),

la conclusión es inescapable: el 25 de junio habrá ovnis a tutiplén, ovnis como para parar un tren, ovnis como granos de arroz en una boda, ovnis a carretadas, ovnis en abundancia generosa y munificente, ovnis como granos de arena en las playas de Acapulco.

Ovnis como para garantizar otro libro con el cual seguir parasitando incautos, otra alerta ovni (quizá ahora patrocinada por TVE, tirando a lo bobo el dinero de los contribuyentes a las insaciables fauces de estos cuenteros) y un aumento en las ventas de las publicaciones en las que estos personajes medran, sin necesidad de haber siquiera estudiado para llamarse, con la arrogancia del suplantador más vil: "investigadores".

Por supuesto, Iker Jiménez y su banda de cuatreros del esoterismo saben perfectamente que este show no puede fallar.

Imagínese que empieza la "alerta platívola" (basta de hacerles el jueguito con las siglas que malutilizan) y pasan diez, quince, veinte minutos sin que ninguno de sus "corresponsales" (adoquinazos que se pavonean de pertenecer a "organizaciones" de caricatura) anuncie que ha visto "una luz misteriosa"... ¿cree usted que se pudiera llegar a los treinta o cuarenta minutos, ya no digo a la hora, antes de que algún bienintencionado, deseoso de mantener su fe religiosa en los seres ultraterrenos llame e invente cuando menos que acaba de ver una luz que en realidad vio cerca del Aeropuerto de Barajas una noche hace seis años en la que andaba de copas, o que alguien "se percate" de que hay una luz anormalmente brillante y llame para denunciar a Sirio como nave inteligente tripulada?

Porque, claro, el megasespectáculo multimedia lo tiene todo para vender, pero ninguna forma de verificar de manera independiente y confiable los "reportes" que saben que van a recibir (y eso si no tienen ya preparados algunos cómplices a modo que llamen diciendo que están viendo en persona a Jabba The Hut).

Inteligentes los organizadores, ¿no?

Así que el triunfo es seguro, como seguros (y de igual nivel ético) son los triunfos de la manipulación a cargo de la publicidad, la mercadotecnia, los discursos de los tiranos, los medios de comunicación cuidadosamente vigilados, el neoliberalismo globalizador de capitales y la educación deficiente que ofrecen nuestros sistemas de formación a los niños y jóvenes.

Una victoria, sin duda, del abuso de la ingenuidad y la buena fe de personas comunes y corrientes a las que se les dan las cuentas de vidrio de las fantasías más alucinógenas y desvergonzadas a cambio del oro producto de su honrado trabajo diario.

Un éxito, pues, fantástico, sensacional y supraterreno de la mentira y el descaro.

Congratulations, míster Jiménez, como diría George Bush.